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Talento humano para Puerto Rico 2032
por Alfredo Carrasquillo
lunes, 28 de marzo de 2022
Imaginemos que muchos miembros de la fuerza laboral se integran a sus primeros empleos a tiempo completo luego de cuatro años de estudios universitarios. Si eso fuera cierto, en el año 2032, estarían ingresando al mundo del trabajo los estudiantes que hoy tienen 12 años y completan, posiblemente, su sexto grado de escuela primaria. Se trata, seguramente, de chicos cuyo primer o segundo grado se vio notablemente interrumpido por los efectos devastadores del huracán María. Esos mismos alumnos, tal vez ya en tercer o cuarto grado, volvieron a ver sus estudios trastocados por los terremotos de comienzos del 2020, para luego enfrentar la disrupción mayúscula que supuso el confinamiento prolongado provocado por la pandemia del COVID-19.
Líderes educativos y docentes de toda la isla, tanto en el sistema público como en instituciones privadas, advierten que el aprovechamiento académico en estos años se ha visto afectado de manera significativa y que se registran unos rezagos preocupantes en la adquisición de destrezas básicas y desarrollo de competencias importantes para etapas subsiguientes de formación, así como para su eventual desempeño profesional. A eso se añade un conjunto de problemas muy serios, cuyas causas, complejas y variadas, llevamos décadas sin atender de manera efectiva y consistente en tal vez demasiadas comunidades escolares: falta de motivación, problemas de ausentismo, uso y abuso de drogas, violencia familiar, problemas de salud mental, necesidades de educación especial insuficientemente atendidas y los efectos sociales, económicos y emocionales de los eventos que nos han golpeado como sociedad a lo largo del último sexenio.
Como si eso fuera poco, muchos educadores advierten que las preocupaciones docentes con su sistema de retiro y la decisión de muchos de emigrar o retirarse antes de lo previsto, tras años de práctica en condiciones de notable precariedad, ha creado un ambiente de desesperanza y desasosiego. Eso, lamentable y comprensiblemente, no coloca a muchos maestros en un estado de ánimo conducente a ser fuente de entusiasmo y serenidad para sus pupilos.
Especialistas en el campo de la educación y en disciplinas de las ciencias humanas podrán validar y sugerir los modos de atender con éxito estas problemáticas y preocupaciones. Por mi parte, me permito invitar a la siguiente reflexión: si el Puerto Rico que emerge de la bancarrota y que intenta reorganizar sus finanzas va a necesitar crecer de manera significativa su actividad económica y productiva, las demandas de talento humano preparado y capaz para gestionar las organizaciones y crear las empresas que lo harán posible, van a ser muchas.
¿Estarán preparados esos jóvenes que se gradúen de las universidades del país en el 2032 para ser parte del talento que necesitamos? ¿Cuál va a ser el impacto de los rezagos acumulados y de las limitaciones de su aprovechamiento académico a lo largo de estos años durísimos si no se articulan esfuerzos serios y sistémicos para atenderlos? ¿Están nuestras instituciones educativas conscientes de esta problemática y buscan formas de manejarla? ¿Se diseñan las políticas públicas y los esfuerzos educativos, humanos y sociales que permitirán revertir tanto daño acumulado? Considero que se trata de una conversación urgente que, como país, no creo que estemos teniendo.
Fuente: El Nuevo Día https://www.elnuevodia.com/opinion/punto-de-vista/talento-humano-para-puerto-rico-2032/