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¿IQ vs inteligencia emocional? ¡Hagan sus apuestas!

por Vladimir Tovar

April 11, 2020

Desde el pasado relato “Lo Obvio se Obvia” me hicieron la pregunta: ¿Qué es más importante el IQ (Intelligence Quotient) o el EQ (Emotional Quotient)?, conocido en los bajos fondos como la Inteligencia Emocional (EI) .

El IQ es un factor que mide habilidades como el procesamiento espacial y visual, conocimiento del mundo, fluidez de razonamiento, memoria de trabajo, memoria de corto plazo y razonamiento cuantitativo; todo referido a una edad específica para poder hacerlo comparable y se ha cuestionado mucho si es aprendido o es genético. Bueno, las matemáticas por ejemplo y todas las asignaturas que cursamos en los primeros años de escuela son fundamentales para el desarrollo del IQ, además del estigma social y la presión de que el éxito podría estar asociado a altos niveles de IQ hacen parecer que crece. ¡Pero conozco a MUCHOS empresarios exitosos que ni pasaron cerca de la puerta de la escuela! 

El EQ o Inteligencia Emocional (EI)es la inteligencia referida como un componente de la inteligencia social y es la capacidad de reconocer y/o gestionar nuestras emociones y las de otros como pilar fundamental de las relaciones interpersonales. La inteligencia emocional la logramos con la mezcla de 5 ingredientes: auto-conciencia, enfoque, equilibrio emocional, empatía, perspectiva positiva y adaptabilidad a los cambios. 

Como la pregunta de mi amigo fue ¿cuál de los dos es más importante?, me la puso bombita, como dicen en el argot beisbolístico, porque para mí lo más importante es lo que es más útil.

Nos han formado con unos patrones sociales donde el éxito está relacionado con las posesiones, títulos, etc. Si no, vean el currículum de la mayoría de los sistemas educativos en el mundo, orientados a esos temas, muy recientemente solo algunos pocos países de vanguardia comienzan a incorporar educación sobre psicología positiva e inteligencia emocional desde los primeros años de escuela. No es suficiente con el puro IQ para ponerlo a funcionar, y de qué nos sirve, si no lo podemos sacar a pasear, no es útil. Además, si el propósito de la vida es ser felices, a pesar de cualquier circunstancia, entonces ¿por qué no trabajamos ese objetivo desde pequeñitos, incorporando a los curriculums de las escuelas materias de Inteligencia Emocional? 

Es por esta razón que en principio luce más importante el IQ, así nos han educado.

Aún no tenemos la capacidad de cambiar el pasado, por eso voy a construir mis argumentos en escenarios de futuro, para poder estimar lo que nos será más útil en los próximos años y su relación con la inteligencia emocional, basándome en un estudio publicado por el World Economic Forum titulado “El Futuro de los Trabajos”, publicado en el 2018 pero con una vigencia tremenda. 

De este estudio vamos a analizar tres componentes (cualquier parecido con la realidad NO es casualidad). En primer lugar, las habilidades que será necesarias en los próximos años, en segundo, la transformación a lo digital (llamada la 4ta revolución industrial) y en tercero, no menos importante, los cambios en la geografía de la producción.

Entrando con el primer punto. En la tabla siguiente verán un resumen de las habilidades más requeridas en el 2018, su tendencia hacia el 2022 y cuales están disminuyendo en su necesidad. Podríamos preguntarnos, ¿cuáles de estas habilidades requieren un “driver” mayor de IQ o de EI? He sazonado la tabla con mi opinión: observen cómo emergen las habilidades que requieren un alto componente de EI y como van de salida los referentes al IQ.

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Ahora abordemos el segundo tema, referente a la llamada 4ta revolución industrial y la transformación hacia el mundo digital; esto es un caso más de crónica de una muerte anunciada del espacio analógico. Esto me recuerda cuando en Venezuela decían: “el chavismo no va para ningún lado”, “los venezolanos estamos acostumbrados a esto o aquello”. Es cierto somos animales de costumbre, pero somos capaces de aprender nuevas costumbres, como dicen en Puerto Rico “Ojo al pillo”. La digitalización del mundo llegó para quedarse, es una de esas cosas que le convienen a todas las partes. A la mayoría de los negocios, les da la posibilidad de acceder a nuevos mercados y abaratar sus costes para servirlos; a los usuarios nos permite hacer un uso más democrático de los tiempos, tenemos más alternativas…, todo es cuestión de tiempo, de la amplitud de la curva de aprendizaje, ¡sobre todo la de los usuarios! ¡Y ahora llegó el tiempo de cuarentena! Dicen en mi país “Éramos muchos y parió la abuela” , si ahora es que hasta las misas son virtuales. Los que no se atrevían aprendieron: en nuestro caso particular tenemos desde hace varios años un emprendimiento familiar, hacemos joyería y afortunadamente arrancamos hace bastante tiempo a “naufragar” este océano de las tiendas virtuales ( para muchos ya es un red ocean), los Facebook, Instagram, whatsapp, y efectivamente hace falta mucho IQ para diseñar estas plataformas en las que corre todo esto, pero la buena noticia es: todo eso es comprable, delegable, después de muchos naufragios aprendimos que lo que es realmente necesario e imprescindible es la interpretación de las emociones que generamos en los clientes, la personalización de lo digital, gestión de la emociones de otros, etc. Todo lo anterior requiere unas grandes dosis de EI

En el Instituto Goleman (al que tengo la dicha de sentarme en su aulas) se han dedicado a estudiar el comportamiento de los clientes y sus equipos comerciales y está plenamente demostrado que equipos comerciales con fuertes habilidades de EI cierran más y mejores contratos- casi el doble- que equipos con menos nivel de EI. Esto se fundamenta en que a mayor dosis de EI hay mayor confianza de parte del comprador, debido a que el vendedor hizo su trabajo y gestionó sus emociones, produjo confianza y el resultado es la ansiada venta. ¿Quieres incrementar tus ventas? entonces será útil desarrollar el EI en tus equipos comerciales. No solo es útil, es rentable. 

Atendamos ahora otra parte de la ecuación y es que yo sé que los equipos comerciales son los caballos de la carreta, el equipo motriz, pero también los que van en la carreta merecen su cariñito. Es clave en el ejercicio del liderazgo gestionar las emociones, las propias y las de los otros, sobre todo en tiempos de tanta incertidumbre. El primer paso de los procesos de cambio es abandonar a la fuerza lo que sabemos hacer, lo que dominamos; y entonces comienza el duelo. Si yo dibujaba a mano, llego el software, si construía con una herramienta manual, llegó la impresora 3D; a la mayoría esto los paraliza, los miedos secuestran y el rescate es costoso, esto requiere dosis aún mayores de EI, auto-conciencia, maestría en el dominio de la amígdala, para llegar a la tan esperada “nueva estabilidad” se requiere un esfuerzo enorme.

Y mi papá siempre dice: los hombres “echaos pa’lante” son del tamaño del compromiso que se les presenta.

En este mundo de los miedos a lo desconocido nos conecta con el tema de los cambios en la geografía de la producción, nuestro tercer tema, estos cambios van a girar en torno a la disponibilidad de mano de obra, las políticas implementadas por los gobiernos (por ejemplo “America for the Americans”) y los movimientos migratorios. Y es que para migrar son necesarias grandes dosis de valentía, propulsada por la bendita madre necesidad, manejar el “lo dejo todo” a veces hasta la familia, el idioma, la calle, los amigos, la legalidad requiere una EI concentrada y a granel.

Después de pasado un tiempito nos damos cuenta de que no era tan malo, y nos vamos acostumbrando (aprendemos sobre lo aprendido), le vamos agarrando el gustito por descubrir, aprender, conocer nueva gente y sus costumbres, también nos hacemos más tolerantes (díganmelo a mi que llevo 6 países con familia y mascotas… y eso sin contar los que fueron por solo unos meses.

Si no utilizamos la EI nunca nos atreveremos a dar el primer paso y no lograremos nuevas experiencias, nos secuestrara el miedo. Tener la posibilidad inmensa de este aprendizaje es uno de los muchos factores positivos de usar la EI, otro es el de aprovechar nuevas oportunidades. 

Según el LDC (Latino Donor Colaborative Organization) para el 2017 el PIB del mercado hispano de los Estado Unidos era el 8vo en el mundo, más grande que economías como por ejemplo la de Canadá; su poder de compra creció más de 70 veces en los pasados años, ademas de crecer 28% más rápido que aquellas economías llamadas “no latinas”.

Esto es una oportunidad para todos, para el empresario local en USA, tener acceso a ese mercado, entenderlo, servirlo es un reto. Los latinos somos mas emocionales, la mamá de las “drama queen”, somos más físicos, presenciales y vemos la disciplina con otros ojos, todo esto nuevamente coloca el reto emocional a protagonizar, y a los líderes en el foco del ejercicio de la inteligencia emocional. 

Como las anteriores del mercado latino, yo escojo ver las oportunidades y por eso en estos tiempos van a surgir nuevas, como los espacios con auto-desinfección, mayores controles de acceso, nuevos productos antibacteriales, etc. No creo que este vaya a ser el fin del mundo como algunos lo ven hoy, pero hay sectores que, si van a cambiar, recuerden el 9/11, el mundo no se acabó, pero la experiencia en los aeropuertos cambió. Como ya les comenté, creo que es cuestión de velocidad, tampoco es que tenemos mucho tiempo para dar el paso. Como aprendí de mi experiencia en Madrid y su espectacular Real Madrid, y es que ellos dicen que: “Al que no hace, le hacen”. Saca a pasear tus sueños para que toquen tierra y se conviertan en emprendimientos, eso sí: ¡con mucha Inteligencia Emocional!

Todos los emprendimientos/retos vienen envueltos en un papel de regalo que requiere aventurarse para romperlo, con la esperanza de que contenga lo que esperas y si no lo es, entonces con agradecimiento por el gesto. Este es el primer paso a lo próximo. Recuerda que una vez abierto el regalo, debes leer las instrucciones, ponerle las baterías, preguntar a los que saben usarlo, a los que ya pasamos por eso. Comienza ahora. aquí estamos para ayudarte y ¿porque no? jugar un rato. 

Un gran abrazo!

Quien soy: ¡Soy hijo de la Nena y Gonzalo! educadores, por un tubo y siete llaves, soy creativo de soluciones, acelerador de procesos y emprendimientos, líder y optimista por elección, abrazo el sentido del humor aún con virus, soy aventurero, me gustan los deportes extremos, ¡amante de las bicicletas!

Me pagan por ayudar a optimizar empresas, a sacar lo mejor de las personas y los procesos, poner en marcha ideas, potenciar líderes, diseñar e implementar estrategias, gestionar cambios y humanizar las organizaciones.