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Guerras fratricidas vs. Nuevos proyectos de país
por Alfredo Carrasquillo
miércoles, 1 de noviembre de 2023
En la medida en que comenzamos a acercarnos al nuevo ciclo electoral en Puerto Rico, la mayoría de los grupos políticos parecen decididos a enfrascarse en primarias fratricidas por el control de maquinarias, presupuestos y candidaturas. Lo que en culturas políticas maduras podría ser una gran oportunidad para examinar propuestas diversas y que cada colectividad pueda elegir las que mejor atiendan los desafíos del país, en la nuestra la promesa es mucho menos halagadora.
Nos esperan meses bastante tóxicos, que seguramente dejarán saldos de mayor fragmentación y precariedad institucional al interior de los ya débiles partidos y movimientos políticos del patio. Lo más triste de todo ello es que reduce el espacio y limita la conversación pública para los asuntos que son verdaderamente importantes, justo cuando ese diálogo público es más urgente y necesario.
Ante las falencias persistentes en nuestra clase política, es imprescindible la inserción decidida de actores del sector privado y la sociedad civil en ese espacio deliberativo. Tres importantes voces de la clase empresarial puertorriqueña, muy diversas entre sí, nos han regalado en semanas recientes algunas reflexiones importantes, e incluso coincidentes, que son las que deberían estar ocupando las conversaciones de los actores de todos los sectores del país.
Mientras que en otras latitudes es bastante frecuente que líderes y gremios del sector privado participen en conversaciones de asuntos de preocupación común, la tradición boricua ha sido mucho más tímida. En tiempos en que la complejidad de los desafíos que enfrentamos requiere del compromiso decidido de todos los sectores -clase política, sector empresarial y sociedad civil- con articular y proponer soluciones, es valioso escuchar las perspectivas valientes de quienes asumen el riesgo de tomar la palabra y comprometerse, ante todo, con el porvenir de las nuevas generaciones.
José Rafael Fernández rescataba en entrevista con este diario ese necesario compromiso con las futuras generaciones, para convocar a una utilización concienzuda y disciplinada de los fondos de reconstrucción y otras fuentes federales que llegan a la isla. Advirtiendo que se trata de fondos no recurrentes, destacaba la importancia de usar esos fondos para construir la zapata de una economía local sostenible. Invitando a seguir fortaleciendo la manufactura, el turismo y el ahorro, señalaba con firmeza la necesidad de construir, con optimismo e intención, proyectos de país que atiendan igualmente dos grandes desafíos malamente atendidos: nuestra salud y nuestra educación. Para todo ello, advertía, hace falta liderazgo político.
Atilano Cordero Badillo, por su parte, sentenciaba la urgente necesidad de ir más allá de la dependencia de fondos federales y de alejarnos de la economía del llanto y la tristeza, para volver a convertir al gobierno en un agente del desarrollo económico. Recordaba que no puede haber crecimiento económico sostenido sin una base sólida de empresas locales, sin reducir la desigualdad y sin que la educación, la salud y el bienestar social sean prioridades intersectoriales. Nos invitaba a pensarnos más allá de nuestra relación con Estados Unidos, para abrirnos a construir relaciones colaborativas con el mundo y a encaminar una gestión de lo público guiada por una cultura de planificación y alejada de la improvisación de las últimas décadas.
Emilio Piñero, igualmente, nos convocaba a articular nuevos modelos de desarrollo económico para el país, que vayan más allá de esa especie de “metadona” económica que sostiene nuestra dependencia y que son los fondos de desastres, no recurrentes, que, si bien son importantes para la economía y la recuperación, nos atrapan en una falsa percepción de prosperidad coyuntural que no produce futuro sostenible. Piñero apostaba a nuevas generaciones de jóvenes, que no han crecido precisamente en la abundancia y que eligen ser y vivir conforme a otras prioridades y con una perspectiva más amplia y global que las generaciones que les precedimos. En esos jóvenes, dijo, pone la confianza de la reconstrucción de Puerto Rico.
Ojalá la valentía de estos tres ciudadanos entusiasme a muchos más a tomar la palabra. Son tiempos para nutrir la conversación pública con otras perspectivas y forzar a la clase política a conversar sobre lo verdaderamente importante: la urgente necesidad de articular nuevos proyectos de país, que es mucho más que aumentar las transferencias federales.
Fuente: El Nuevo Día https://www.elnuevodia.com/opinion/punto-de-vista/guerras-fratricidas-vs-nuevos-proyectos-de-pais/