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Baby boomers y millennials: es hora de dialogar

por Alfredo Carrasquillo

lunes, 4 de julio de 2022

A diferencia de otras especies animales, los seres humanos necesitamos encontrarle sentido a nuestra existencia. Es por eso por lo que muchos buscamos inscribirnos en el mundo dejando alguna huella de nuestro paso por la Tierra. Ello explica, también, la importancia que cobra en nuestros días el apego de los trabajadores a un propósito organizacional que los vincule y los entusiasme. En un mundo repleto de incertidumbres, encontrar cosas que nos ayuden a “hacer sentido” resulta útil y tentador. Por eso, seguramente, los horóscopos, las predicciones, las tipologías y las categorías que construyen narrativas y explicaciones para organizarnos en un mundo convulso suelen ser tan consumidas.

Una de las aportaciones de las ciencias sociales a ese esfuerzo de construir sentido del mundo que habitamos es la propuesta de segmentar grupos etarios como generaciones, con un conjunto de características que pretenden diferenciarlas unas de otras. Si bien se trata de generalizaciones fundamentadas, pero hasta cierto punto arbitrarias, nos ayudan a comprender algunos patrones de comportamiento que caracterizan a grupos de seres humanos nacidos en tales o cuales años. Así, terminamos adjudicándole, por ejemplo, unas características al trabajador baby boomer y otras al trabajador millenial. En una coyuntura en que nuestros centros de trabajo son espacios de encuentro para cinco generaciones distintas, comprender esas diferencias e identificar puntos de convergencia es útil para gestionar temas importantes, como la cultura organizacional y el trabajo en equipo.

Resulta preocupante, sin embargo, observar cómo dichas descripciones se utilizan para devaluar, culpar y estigmatizar a segmentos de nuestra población. En un mundo repleto de cosas que no funcionan y necesitado de cambios importantes, es cada vez más común escuchar voces más jóvenes señalar a los baby boomers como culpables de casi todas nuestras carencias y fracasos como sociedad. Es igualmente frecuente escuchar a supervisores y gerentes quejarse de la “vagancia millenial”, adjudicándole a ese grupo generacional un compromiso limitado con el desempeño laboral. Y digo preocupante, porque, si bien es indudable que hay muchos baby boomers implicados en la creación de muchos de los problemas que nos afectan, también hay miembros de esa generación –que es, en sí misma, grande y diversa– que han hecho aportaciones increíblemente valiosas para que nuestro mundo y nuestras organizaciones sean espacios más amables.

Del mismo modo, así como habrá millenials genuinamente perezosos, muchos otros apuestan a una conciliación vida-trabajo en la que, sin restarle a su compromiso profesional, logren una mejor distribución de sus prioridades vitales. Y hay otros –el mundo de los emprendedores está lleno de ellos– que son verdaderos apasionados adictos al trabajo, característica que podría acercarlos más a la descripción que se hace de generaciones previas a la suya.

Más allá de cuidarnos de las etiquetas y las generalizaciones –y de estar alertas frente al cultivo de ciertos prejuicios, que toman como excusa características generacionales–, es fundamental tener en cuenta que la convivencia de cinco generaciones distintas en nuestros espacios de trabajo y de comunidad es una estupenda ocasión para ejercitarnos en el complejo arte de gestionar las diferencias. Para ello, el diálogo intergeneracional es imprescindible: espacios de encuentro en los que podamos dialogar sosegadamente sobre nuestras aspiraciones, expectativas, temores y formas distintas de ver el mundo. Es una oportunidad de sabernos observadores distintos de la realidad compartida y sentirnos convocados a producir acuerdos, para una convivencia que vaya más allá de la tolerancia al otro y genere esa riqueza indiscutible y valiosa que emerge del encuentro entre gente diferente.

Si empezamos a foguearnos en ese arte de convivir, sin devaluarnos y menospreciarnos entre distintas generaciones, iremos ampliando nuestras capacidades para gestionar muchas otras diversidades que están ahí, entre todos y en todos, esperando encontrar espacios más seguros en los cuales desplegarse.

Fuente: El Nuevo Día https://www.elnuevodia.com/opinion/punto-de-vista/baby-boomers-y-millennials-es-hora-de-dialogar/